Consejos de Maquiavelo para personas amables
Índice de contenidos:
- Introducción: La observación incómoda de Maquiavelo
- ¿Por qué los malvados suelen ganar?
- Las ventajas de ser "malo"
- Los límites de actuar de manera correcta
- El fracaso de los "buenos" a lo largo de la historia
- "El Príncipe": el manual de Maquiavelo para no quedar rezagado
- Aprender de los tiranos: lecciones para las personas buenas
- La importancia de ser efectivo, no solo bueno
- Superando la historia de Jesús: el desastre de ser demasiado bueno
- Ser efectivo: aprender de aquellos a quienes despreciamos
🧠 Por qué los malvados suelen ganar: lecciones de Maquiavelo 🧠
En el siglo XVI, el pensador político florentino Maquiavelo ofreció un consejo poderoso para las personas amables que no logran llegar muy lejos. Su pensamiento se basaba en una observación central y incómoda: los "malvados" suelen ganar. Lo hacen porque tienen una gran ventaja sobre los "buenos": están dispuestos a actuar con la más oscura ingeniosidad y astucia para avanzar en su causa. No se detienen por aquellos opositores inflexibles al cambio: los principios. Están dispuestos a mentir descaradamente, tergiversar hechos, amenazar e incluso recurrir a la violencia cuando la situación lo requiere. También saben cómo engañar seductoramente, utilizar el encanto y las palabras dulces, deslumbrar y distraer. Y así conquistan el mundo.
1. Introducción: La observación incómoda de Maquiavelo
Es comúnmente asumido que ser una buena persona implica actuar de manera correcta. No solo se deben tener buenos fines, sino que se debe comprometer a utilizar medios adecuados. Si se desea un mundo más serio, se necesita convencer a las personas a través de argumentos sólidos, no con contenido viral. Si se quiere un mundo más justo, se debe persuadir de manera juiciosa y suave a los agentes de la injusticia para que se rindan voluntariamente, no a través de la intimidación. Y si se quiere que las personas sean amables, se debe mostrar amabilidad incluso hacia los enemigos, no crueldad. Suena espléndido. Pero Maquiavelo no pudo ignorar un problema incontrovertible: simplemente no funciona.
2. ¿Por qué los malvados suelen ganar?
Al observar la historia de Florencia y los estados italianos en general, Maquiavelo llegó a la conclusión de que los príncipes, estadistas y comerciantes amables siempre terminaban fracasando. Por esta razón, escribió el libro por el que hoy lo conocemos: "El Príncipe", un breve y deslumbrante manual de consejos para príncipes bien intencionados sobre cómo no quedar rezagados. Y la respuesta, en pocas palabras, es ser tan amable como uno desee, pero nunca estar excesivamente dedicado a actuar amablemente y, de hecho, saber cómo adoptar cada truco utilizado por las personas más cínicas, cobardes, sin escrúpulos y repulsivas que hayan existido.
3. Las ventajas de ser "malo"
Maquiavelo conocía el origen de nuestra obsesión contraproducente por actuar amablemente. Occidente se basó en la historia cristiana de Jesús de Nazaret, el hombre muy amable de Galilea que siempre trató bien a las personas y terminó siendo el rey de reyes y el gobernante de la eternidad. Pero Maquiavelo señaló un detalle incómodo en este cuento sentimental del triunfo de la bondad a través de la humildad: desde una perspectiva práctica, la vida de Jesús fue un desastre total. Esta alma gentil fue pisoteada y humillada, ignorada y burlada. Juzgado en vida y sin ninguna ayuda divina, fue uno de los perdedores más grandes de la historia. El secreto para ser efectivo radica en superar todos los vestigios de esta historia.
4. Los límites de actuar de manera correcta
"El Príncipe" no es, como se suele pensar, una guía para ser un tirano. Es una guía sobre lo que las personas buenas deberían aprender de los tiranos. Es un libro sobre cómo ser efectivo, no solo bueno. Está lleno de ejemplos de la impotencia de aquellos que son puros. El príncipe admirable -y hoy podríamos añadir CEO, activista político o pensador- debería aprender cada lección de los operadores más astutos y engañosos. Debería saber cómo asustar e intimidar, convencer y intimidar, atrapar y engatusar. El buen político necesita aprender del malo, el emprendedor sincero del astuto. Al final, todos somos el resultado de lo que logramos, no de nuestras intenciones nobles. Si nos importa la sabiduría, la bondad, la seriedad y la virtud, pero solo actuamos sabia, amable, seria y virtuosamente, no llegaremos a ninguna parte, nos advierte Maquiavelo. Necesitamos aprender lecciones de una fuente inesperada: aquellos a quienes despreciamos temperamentalmnete. Ellos tienen mucho que enseñarnos sobre cómo lograr la realidad que anhelamos pero que ellos están combatiendo. Necesitamos armas de acero igual de grado que las de ellos. En última instancia, deberíamos preocuparnos más por ser efectivos que por tener nobles intenciones. Ya no es suficiente soñar bien. La verdadera medida es lo que logramos. El propósito es cambiar el mundo para mejor, no residir en las cómodas tranquilidades de buenas intenciones y un corazón cálido. Todo esto lo sabía Maquiavelo. Nos perturba por una buena razón porque nos examina en nuestra naturaleza más servil. Nos decimos a nosotros mismos que no logramos llegar porque somos un poco demasiado puros, buenos y amables. Maquiavelo nos informa de manera vigorizante que estamos atrapados porque hemos sido demasiado miope para aprender de aquellos que realmente saben: nuestros enemigos.
Destacados:
- Maquiavelo enseñaba que los "malvados" tienen ventajas sobre los "buenos"
- "El Príncipe" de Maquiavelo es un manual para aprender de los tiranos
- Ser efectivo es más importante que ser bueno
- Jesús de Nazaret, desde una perspectiva práctica, fue un perdedor
FAQ:
Q: ¿Maquiavelo recomendaba ser malvado?
A: No, Maquiavelo recomendaba que las personas amables aprendan de los malvados para ser más efectivas.
Q: ¿Cómo se puede superar la historia de Jesús?
A: Siguiendo los consejos de Maquiavelo y adoptando estrategias más astutas y pragmáticas.
Q: ¿Cuál es la importancia de "El Príncipe" de Maquiavelo?
A: El libro enseña lecciones sobre cómo ser efectivo en lugar de simplemente ser bueno.